El plasma rico en plaquetas (PRP) es un material autólogo (tomado del propio paciente) que se puede aplicar mediante inyecciones a nivel cutáneo, muscular o articular.
Tiene propiedades reconstituyentes y es rico en factores de crecimiento que activan la regeneración celular y aceleran la cicatrización.
Su aplicación a nivel facial (en forma de mesoterapia) aporta mayor luminosidad, una mejoría de la coloración y textura de la piel y un incremento de la tersura y disminución de la flacidez.
Otra indicación de la inyección de PRP son algunos casos de alopecia, donde los factores de crecimiento son capaces de revitalizar los folículos pilosos y potencialmente aumentar la densidad del cabello.
Se aconsejan 3 sesiones al año y en muchas ocasiones se combinan con otras técnicas de rejuvenecimiento.
¿Cómo se obtiene el PRP?
La técnica se inicia realizando una extracción de sangre al paciente.
Esta sangre es centrifugada, de manera que se consigue separar las células sanguíneas del plasma. Esta interfase de plasma contiene también gran cantidad de plaquetas y en ellas, los factores de crecimiento.
El PRP se inyecta a nivel cutáneo mediante microinyecciones. La técnica no precisa anestesia y el paciente puede retomar su actividad diaria de inmediato.
